8 pasos para lograr visibilidad en tu empesa.

 El presente artículo surge a consecuencia de numerosas entrevistas en las que colaboradores insisten con que: “No saben cómo mostrarse” o que su dificultad está en “No saber venderse”.

El presente artículo surge a consecuencia de numerosas entrevistas en las que colaboradores insisten con que: “No saben cómo mostrarse” o que su dificultad está en “No saber venderse”.

Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Sentarnos a esperar un cambio de actitud de nuestros líderes y mientras tanto quejarnos amargamente? ¿O actuar? Soy un convencido que esta última es la mejor opción y por eso quiero dejarte estos pasos que te llevarán al objetivo.

Primera Parte

1. Detectar

Se trata de pesquisar qué prácticas o conductas específicas son valoradas por la organización. Por ejemplo:

  • Tomar decisiones de forma autónoma,
  • Respetar los procedimientos al pie de la letra,
  • Mostrar deseos de crecimiento personal-ambición,
  • Carácter competitivo,
  • Inclinación al liderazgo,
  • Actitudes que favorecen el trabajo en equipo,
  • Orientación a resultados,
  • Visión de negocio…

2. Identificar

El comienzo obligado es identificar en qué cosas somos capaces de destacarnos y cuáles otras debemos corregir. En este momento es esencial llegar a un juicio realista de lo que hacemos para que el resultado sea fiable. Sugiero hacer dos columnas en una hoja, poniendo a la izquierda esas actividades que hacemos bien y a la derecha las que no somos buenos.

La clave aquí es ser específico. Las tareas deben ser claras, observables y medibles. No caigamos en la tentación de las generalidades inútiles como: “Soy bueno trabajando en equipo” o “Debo mejorar mi comunicación”. Para que este ejercicio funcione debo escribir cosas como “En los proyectos que participo cumplo siempre con los tiempos” o “Admito que no sé manejar las discusiones y me enojo demasiado”.

3. Priorizar

La idea es hacer un ranking, de mayor a menor en ambos lados de la hoja a los fines de orientar nuestras acciones inmediatas. Seleccionemos solamente tres tareas a cada lado en función de su importancia e impacto en la organización. De nada sirve detectar que nos destacamos en algo de escaso interés para la Compañía como por ejemplo hacer un buen café (¡a menos que este sea nuestro puesto de trabajo!).

Segunda Parte

4. Planificar

Tenemos que lograr responder las cuatro preguntas mágicas: Qué; Cuándo; Cómo y Quiénes.

Respecto del Qué mostrar ya lo determinamos en el paso 1. Ahora es el momento de decidirnos por el Cuándo. Debemos ser hábiles para poder anticipar cuales son las situaciones claves para evidenciar la conducta seleccionada. Puede ser una reunión de gerentes o también un encuentro informal como el almuerzo. Esto dependerá de la acción seleccionada.

5. Visualizar

Una conocida técnica en psicología consiste en imaginar la situación deseada, pudiendo especificar lo máximo posible todos los detalles que percibirían mis sentidos. Es decir, poder sentir eso que deseamos de la forma más vívida posible. ¿Qué veo? ¿Qué oigo? ¿Qué olores hay en el ambiente? ¿Qué texturas percibo con mis manos?

6. Ensayar

No sientas que es inútil o te veas un poco ridículo. Piénsalo más en la órbita de un juego. Disfruta tal como lo hace un niño cuando simula ser algo que no es. La capacidad de los ensayos para modificar conductas está harto probado. Se trata de escribir un guión de lo que me gustaría decir o hacer en una circunstancia determinada, una vez más, de forma detallada. Luego, actuarlo frente a un espejo o lo que resulta muy bueno es filmarse con el propio móvil. Veremos con claridad en dónde estamos fallando, ya sea en el uso de nuestras palabras, en el volumen, el timbre o el lenguaje gestual (no olvidemos que nuestro cuerpo habla por nosotros y nos manifestamos de forma inconciente a través de él. Existen muchísimos casos en los que la raíz del problema de la falta de visibilidad se da por la mera posición derrotista de los hombros, la miraba baja o el tono apesadumbrado de la voz).

7. Actuar

Si realizamos los pasos anteriores, es hora de llevarlos adelante. Lo importante aquí es probar qué resultado nos da, más que buscar el éxito en sí mismo. Lo mejor que podemos obtener es información de las reacciones de los demás. Es importantísimo que intentes y perseveres varias veces.

8. Ajustar

Por último, es probable que no tengamos suceso a la primera. Entonces, con nuestras iteraciones previas contaremos con todos los datos necesarios para poder cambiar algo de nuestra conducta o bien directamente excluir un aspecto.

Si sigues todos estos pasos verás cómo de a poco notarás que eres tenido en cuenta, te sentirás más activo y por ende, mejor con ti mismo.


Escrito por Ana Cantera.

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